Toma de decisiones 7 claves

De tu capacidad para la toma de decisiones depende en gran medida tu éxito profesional y personal, en la vida y en los negocios o el trabajo. Desde que te has despertado esta mañana no has dejado de tomar decisiones, de forma  más o menos consciente. Algunas son decisiones triviales, pero otras son importantes, trascendentes, determinan el éxito en tus propósitos, tu bienestar, tu satisfacción, tu felicidad. ¿Cómo mejorar tu capacidad para tomar decisiones? En este post te presento: 7 claves para mejorar tu capacidad para la toma de decisiones

De tu capacidad para la toma de decisiones depende en gran medida tu éxito profesional y personal, en la vida y en los negocios o el trabajo.

Desde que te has despertado esta mañana no has dejado de tomar decisiones, de forma  más o menos consciente.

Algunas son decisiones triviales, pero otras son importantes, trascendentes, determinan el éxito en tus propósitos, tu bienestar, tu satisfacción, tu felicidad.

¿Cómo mejorar tu capacidad para tomar decisiones?

En este post te presento:

7 claves para mejorar tu capacidad para la toma de decisiones

#1 Secuencia de la toma de decisiones

La decisión forma parte de una secuencia:

Conocimiento – Decisión – Acción – Resultado – (Feedback)

Antes de decidir es fundamental conocer el contexto en el que tiene lugar la decisión y las posibles consecuencias de la decisión.

Te sugiero distinguir datos, información y conocimiento. Cuando interpretamos datos obtenemos información y cuando interpretamos información obtenemos conocimiento.

Para tomar decisiones te conviene tener conocimiento, un nivel más elevado, más elaborado, que los simples datos o la información.

Después de la decisión, como consecuencia necesaria, está la acción. Dicho de otro modo, cada decisión implica acción. Cuando decides, decides hacer o no hacer, avanzar en una dirección u otra, o no avanzar, detenerte, o retroceder.

Para entender esto conviene recordar la paradoja de la acción: No se puede no hacer. Si no haces nada, eso es lo que has hecho: nada.

Del mismo modo, no podemos no decidir, como diría Sartre:

«Estamos condenados a la libertad”.

Tus acciones determinarán, en gran medida, tus resultados, que son la finalidad de tus decisiones.

¿Para qué tomas una determinada decisión? Para obtener un determinado resultado.

Si obtienes el resultado que buscabas habrás tomado una buena decisión.

Si no obtienes el resultado deseado podrás aprender de esa decisión, lo que nos lleva al último elemento de la secuencia: feedback.

El feedback hace que la secuencia sea circular, se trata de retroalimentar tu proceso de toma de decisiones, aprendiendo de los resultados obtenidos, generando nuevo conocimiento que mejore tus futuras decisiones.

#2 Contexto

Toda decisión tiene lugar en un contexto dado.

La toma de decisiones puede ser algo complejo, hasta el punto que a veces nos decimos: “no sé por dónde cogerlo”.

Esta clave resuelve esa dificultad, el primer paso es conocer el contexto en el que tiene lugar tu decisión. A partir de ahí puedes empezar a pensar qué hacer en ese contexto.

#3 Alternativas

Sin alternativas no hay decisión.

Decidir significa, precisamente, elegir entre diversas alternativas.

Si solo tienes una línea de acción posible no hay toma de decisión y el siguiente paso será generar alternativas.

En las alternativas importa más la calidad que la cantidad. Es preferible decidir entre dos buenas alternativas que decidir entre diez pobres alternativas.

Las buenas alternativas son la clave de las buenas decisiones. Si creas la situación en la que decidir entre lo bueno y lo mejor has garantizado una buena decisión.

#4 Criterios

¿En qué basas tu decisión?

Si ya tienes alternativas (de calidad) estás en disposición de decidir, pero antes de decidir entre las alternativas es necesario decidir sobre los criterios que vas a utilizar para valorarlas.

Criterios hay tantos como puedas imaginar: rentabilidad, sostenibilidad, rapidez, eficiencia, dificultad, etc.

Puedes aplicar varios criterios, siempre que antes los hayas priorizado o jerarquizado.

Quizá valoras la rapidez, que te lleva a preferir la alternativa A porque es más rápida que B. Pero también valoras la sostenibilidad, y resulta que B es más sostenible que A a largo plazo.

A menudo diferentes criterios apuntan a diferentes decisiones. Esto no supondrá un problema si has jerarquizado tus criterios.

Si has decidido dar mayor importancia, prioridad, jerarquía, a la sostenibilidad, te decidirás por la alternativa B por ser más sostenible y pese a ser menos rápida.

A menudo la confusión en la toma de decisiones, la indecisión, deriva de la falta de criterio o de la falta de jerarquía entre tus diversos criterios, de ahí la importancia de tener criterios y tenerlos claramente jerarquizados.

#5 Ejecución

La acción es consecuencia necesaria de la decisión.

Como hemos visto en la secuencia de la decisión, después de la decisión está la acción.

Tomar una decisión es asumir un compromiso con la ejecución de un plan de acción.

Conviene tener esto presente en el momento de tomar la decisión, ya que otro error habitual es tomar decisiones que después no tienen su correspondiente ejecución y obviamente no producen los resultados deseados.

Decidirte por una alternativa de acción sin su correspondiente ejecución es como no haber decidido. Es una especie de auto-engaño.

#6 Medición

Para valorar una decisión es necesario medir sus resultados.

En qué medida has tomado una buena o mala decisión depende de en qué medida has obtenido los resultados deseados (o necesarios).

A veces el resultado no es claro, no es claramente favorable o desfavorable. En asuntos complejos, en decisiones complejas, también los resultados pueden ser complejos. En estos casos te puede servir de ayuda haber definido previamente los indicadores que te permitirán valorar tus resultados.

¿Qué indicadores, en qué medida, te permitirán valorar un resultado como positivo y, por tanto, valorar tu decisión como buena o acertada?

#7 Feedback

Se puede aprender de las buenas decisiones y, sobre todo, de las malas decisiones.

Se dice que:

“Unas veces se gana y otras se aprende”.

Tanto en una buena decisión como en una mala decisión los resultados ofrecen información muy valiosa para mejorar la toma de decisiones en el futuro.

Feedback significa retroalimentar tu proceso de toma decisiones, convertirlo en un proceso circular de mejora continua.

Cada decisión, con su acción y resultado, ofrece datos, que puedes convertir en información y conocimiento para mejorar así de forma continuada tu capacidad para tomar decisiones.

Espero que estas claves te ayuden a mejorar tu capacidad para tomar decisiones. Como la toma de decisiones es una capacidad compleja, muy rica en matices, continuaré compartiendo en este blog algunos recursos que te sirvan para tomar buenas decisiones y mejorar tus resultados y tu bienestar.

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Te dejo a continuación un enlace a Harvard Business Review para que puedas acceder a algunos artícuos muy interesantes sobre este apasionante tema:

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