Procrastinar tiene un impacto negativo en tus resultados y tu bienestar.
Pospones una y otra vez una tarea siendo consciente de su importancia. Como consecuencia no logras completar tu objetivo, no alcanzas los resultados deseados, aumenta el estrés y el malestar.
Vamos a desmontar 2 mitos sobre procrastinar y te voy a contar 5 trucos para lograr dejar de procrastinar.
Procrastinar es aplazar o posponer una tarea, pero, como descubrirás en este post, se trata de una forma muy peculiar de aplazar o posponer.
Para empezar vamos a desmontar uno de esos mitos sobre procrastinar. Está muy extendida la creencia de que procrastinamos por una mala gestión del tiempo.
¡NO! Procrastinar no es un problema de gestión del tiempo.
Es cierto que algunos errores en la gestión del tiempo pueden llevar a procrastinar.
Si no programas, sobre todo cierto tipo de tarea, es probable que nunca “surja” el momento de realizarla.
Puede suponer una dificultad programarla en momentos inadecuados: Por ejemplo, al final del día, cuando puedes sentir cierta fatiga o han podido surgir todo tipo de imprevistos, acumulando retrasos en la planificación. Así que, ya no te queda energía y/o ya no te queda tiempo, excusa perfecta para “dejarlo para mañana”.
Otra dificultad puede ser programarla en un lugar inadecuado: No tienes todos los recursos necesarios, hay muchas distracciones o hay exposición a interrupciones, que además serán muy bienvenidas porque también son una buena excusa para “dejarlo para otro momento”.
Lo ideal, en cuanto a la gestión del tiempo, es programar la tarea en un buen momento del día teniendo en cuenta tus biorritmos, esos momentos en los que tienes más energía, reservar el tiempo suficiente, asegurarte de disponer de todos los recursos y estar libre de distracciones e interrupciones.
Pero ¡cuidado! Podrías hacer todo esto y al final procrastinar, porque la gestión del tiempo no es la verdadera causa, tan solo ofrece buenas excusas para procrastinar.
Hay personas que gestionan muy bien su tiempo, se organizan bien, y, sin embargo, procrastinan.
Vale, entonces, si la gestión del tiempo no es la causa ¿cuál es? ¿Por qué procrastinamos?
¡Procrastinar va de emociones!
Y ¡cuidado! aquí encontramos otro mito sobre procrastinar.
También está muy extendida la creencia de que procrastinamos simplemente por pereza.
¡NO! Procrastinar no es solo cuestión de pereza, no es solo cosa de vagos.
La definición de pereza es la “falta de ganas de trabajar, o de hacer cosas”.
Obviamente esto puede llevarte a procrastinar.
Pero también puedes trabajar muchísimo, hacer muchas cosas, sin rastro de pereza, y sin embargo procrastinar.
Procrastinar es una forma de evitar una tarea. Una tarea que te hace sentir algún tipo de emoción incómoda, que no tiene por que ser pereza, puede que esa tarea te provoque miedo, vergüenza, aburrimiento, etc.
De hecho, la forma más habitual de procrastinar, es hacer otra cosa, sustituir esa tarea por otra.
El problema de procrastinar no es que no hagas nada, es que no haces lo que te habías propuesto hacer.
No pospones la tarea para relajarte, sino que haces otra tarea.
Por ejemplo, te habías propuesto hacer algo a primera hora de la mañana, pero te lías haciendo otra cosa, y otra, y otra… Y al final no has hecho lo que te habías propuesto.
Lo peor es que eso te pasa un día tras otro y así arrastras como pendientes tareas que sabes que son importantes.
Es una coartada casi perfecta: qué mejor excusa para no hacer esa tarea importante, pero incómoda, que la necesidad de hacer otra tarea quizá también importante o quizá urgente.
Digo coartada “casi perfecta” porque te deja la conciencia tranquila en el momento de procrastinar, de aplazar la tarea, pero de las consecuencias de procrastinar no vas a escapar, esa tarea seguirá ahí, pendiente ¡esperándote!
Puedes ser una persona muy activa y poco productiva.
Puede que trabajes mucho, que hagas mucho, y no obtengas los resultados esperados por procrastinar ante ciertas tareas, que sabes perfectamente que son clave.
En definitiva, no es simplemente cuestión de pereza, procrastinar está relacionado con tu emocionalidad al completo, con tu estado de ánimo y sobre todo con las, muy diversas, emociones que te genera la propia tarea.
Tu estado de ánimo
En ocasiones, un “bajo” estado anímico nos lleva a procrastinar, sustituyendo tareas que pensábamos realizar por actividades que nos hagan sentir mejor.
Según un estudio (Tice, D. M., Bratslavsky, E., & Baumeister, R. F. 2001) procrastinar puede ser una estrategia de regulación emocional. Otro estudio (Jessica Gall Myrick 2015) incluso señala que ésta parece ser una explicación del éxito de los videos de gatitos online.
Puede que los vídeos de gatitos no sean lo tuyo, pero probablemente utilizas otras estrategias de este tipo: redes sociales, noticias, compras, o simplemente algún tipo de tarea que te gusta y te hace sentir bien.
Se trata de actividades que te hacen pasar un buen rato cuando te encuentras en un bajo estado anímico.
Esta estrategia de regulación emocional es eficaz en el momento, pero compromete el logro de tus objetivos en el medio y largo plazo, e inmediatamente produce sentimiento de culpa, frustración, y en definitiva, estrés.
Así pues, para evitar procrastinar es importante cuidar de tu estado de ánimo.
En otro post te daré algunas claves para ayudarte a cuidar de tu estado de ánimo, ya que es muy importante por muchos otros motivos. En este, vamos a centrarnos en la principal causa que te lleva a procrastinar:
Tus emociones en relación a la tarea
En la mayoría de las ocasiones, independiente de tu estado de ánimo, es la tarea en cuestión la que te genera una emoción incómoda que te lleva a procrastinar.
Puede que la tarea implique ciertos riesgos y te preocupan sus consecuencias, así que te da miedo; puede que te preocupe lo que piensen los demás y te de vergüenza; puede que te parezca una tarea repetitiva, poco estimulante y te aburre; o quizá se trata de una tarea impuesta y te da rabia.
Y, como hemos visto, la forma más habitual de procrastinar es sustituir esa tarea que te hace sentir cierta incomodidad por otra con la que te sientes mejor.
La coartada casi perfecta ¿Recuerdas?
Tienes la conciencia relativamente tranquila porque estás haciendo cosas, estás trabajando.
Pero esta tarea importante, clave, sigue sin hacerse. Y eso tiene sus consecuencias.
No confundas actividad y productividad.
No se trata solo de hacer, se trata de hacer lo sabes que hay que hacer, lo que te has propuesto hacer.
Procrastinar no supondría un problema si fuese algo que sucede puntualmente, es decir, aplazas la tarea en una ocasión, y no más.
El problema es que cuando procrastinas con una tarea es muy probable que lo hagas una y otra vez. Porque la emoción que te genera esa tarea no cambiará si no haces nada.
Es entonces cuando tiene consecuencias en tus resultados y en tu bienestar (te encuentras la tarea una y otra vez, pendiente, con la consiguiente frustración).
Vale, ahora que hemos desmontado esos mitos y tienes claro qué te hace procrastinar, vamos a ver cómo manejar esas emociones, esa incomodidad, que te producen ciertas tareas y te llevan a procrastinar, a aplazarlas una y otra vez.
5 trucos para dejar de procrastinar
El tuco #1 lo encontramos en una frase de Epicteto, un filósofo estoico:
“Lo que perturba a las personas no son las cosas, sin los juicios que hacen sobre las cosas.”
No es la tarea la que te perturba o te incomoda, sino tu juicio sobre esa tarea.
Lo primero que puedes hacer es buscar una forma diferente de interpretar o juzgar esa tarea.
Una mirada diferente sobre la misma tarea puede ser la solución.
Truco #2 Busca un comienzo.
Es habitual que una tarea te genere incomodidad porque no sabes por dónde cogerla.
Una pregunta que te ayudará a superar esta dificultad es:
¿Por dónde puedo empezar?
Hacer algo para “romper el hielo” y ponerte en el camino te ayudará a vencer la incomodidad.
Truco #3 Divide la tarea.
También es habitual que una tarea te incomode por ser muy grande.
Divídela hasta obtener una sub-tarea tan pequeña que no puedas decirle no.
Trabajar con micro-tareas y celebrar los pequeños avances te hará sentir mejor.
Truco #4 Enriquece la tarea.
A veces el problema es que la tarea te resulta “poco apetecible”, aburrida, etc.
Utiliza tu creatividad para enriquecer la tarea, combínala con otros elementos que te gusten, conviértela en un juego, lo que se te ocurra.
Si consigues hacerla más agradable, incluso divertida, estarás cambiando la emoción y dejarás de procrastinar.
Truco #5 Expande tu zona de confort
¿Cómo se hace esto? Saliendo de tu zona de confort.
Afronta esa tarea que hoy te incomoda y con el tiempo podrás incorporarla a tu zona de confort.
Acostúmbrate a hacer cosas fuera de tu zona de confort, aprenderás a sentirte cómodo/a sintiéndote incómodo/a.