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3 claves para mejorar tus resultados

Continuamente estás actuando para producir resultados: en el trabajo, en los negocios, en tu forma física, en tus relaciones… en todas las áreas de tu vida.

Tienes intereses, necesidades y deseos, y actúas para realizarlos, con mejor o peor resultado.

El resultado puede ser satisfactorio y contribuir a tu bienestar y tu felicidad, o todo lo contrario.

¿Qué puedes hacer cuando los resultados son insatisfactorios?

¿Cómo mejorar tus resultados y tu bienestar, tu felicidad?

En este post te presento 3 claves del éxito que te ayudarán a dar los primeros pasos para lograr mejorar tus resultados.

Clave #1 Indicadores

El primer paso es conocer y comprender los resultados que estás obteniendo: cómo están, cómo van las cosas.

Para lograrlo utilizamos una herramienta muy conocida en el ámbito del trabajo, los negocios, el deporte, la ingeniería, etc.

KPI son las siglas en inglés de Key Performance Indicators o Indicadores Clave de Desempeño o Rendimiento.

¡Atención a cada elemento de esta expresión!

Los indicadores son medidas, todo se puede medir de alguna manera.

Que todo se pueda medir no significa que todo se deba medir. Elige los indicadores clave que mejor representen la relación entre acción y resultados.

Desempeño es acción, es lo que haces para obtener un resultado.

Rendimiento es el resultado en relación con lo que cuesta, el fruto del trabajo, del esfuerzo, de la inversión.

Así pues,
¿Cuáles son los indicadores clave de tu desempeño y rendimiento?

En los negocios puedes medir el volumen de ventas, la rentabilidad, puedes segmentar estos indicadores por productos, puedes medir la generación de leads, el crecimiento de tu cartera de clientes, y un largo etc.

Si entrenas para un maratón de montaña puedes medir el volumen (tiempo, km), la intensidad (ritmo máximo, ritmo medio), el desnivel acumulado, etc.

Los indicadores te permitirán comprender lo que haces y lo que obtienes.

Clave #2 Responsabilidad

Detrás de tus resultados están tus acciones.

Con lo que haces, y con lo que no haces, estás contribuyendo a producir y reproducir tus resultados.

¡Sí, también con lo que no haces!
Paradoja de la acción: no se puede no hacer.
Si no haces nada, eso es lo que has hecho: nada. Lo que has hecho es elegir no hacer.

Tus resultados no dependen única y exclusivamente de ti, influyen otras variables, como personas o circunstancias que pueden facilitarlos o dificultarlos.

Pero también dependen de ti, formas parte de la ecuación, formas parte del problema y de la solución.

Asume tu responsabilidad e identifica tus acciones, y omisiones, que están detrás de tus resultados.

¿Cómo? Puedes empezar por esta pregunta:

¿De qué manera estás contribuyendo, con lo que haces y con lo que no haces, a producir y reproducir tus resultados?

Esta pregunta te ayudará a reconocer tu responsabilidad, tu contribución al estado actual de tus resultados.

Por una parte: ¿Qué estás haciendo que produce resultados insatisfactorios?

La mayor parte de lo que haces, lo haces con intención de producir o mejorar un resultado, y, en mayor o menor medida lo logras, pero no todo lo que haces funciona.

Incluso, a veces, tus acciones son contraproducentes, es decir, son contrarias a tus propios intereses, empeoran tus resultados.

Por otra parte: ¿Qué no estás haciendo y podría mejorar tus resultados?

Probablemente la mayor parte de tu responsabilidad la encontrarás en “lo que no haces”.

Cuando descubres que podrías hacer algo para mejorar un resultado, si decides no hacerlo, de esa forma estás contribuyendo a ese no-resultado, o pobre resultado, que conduce a tu insatisfacción.

Vale, ya eres consciente de cómo contribuyes, con lo que haces y con lo que no haces, a producir y reproducir esos resultados insatisfactorios.

Ahora, como dijo Einstein:
“Si pretendes resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

Clave #3 Flexibilidad

La flexibilidad te permite adaptar tu plan de acción en función de los resultados.

La flexibilidad es necesaria para cambiar tu forma de actuar e innovar.

En relación a lo que ya estás haciendo:
Tus indicadores te indicarán qué funciona y qué no funciona.
Si algo funciona muy bien poténcialo, busca la forma de sacarle el máximo rendimiento.
Si algo no funciona del todo bien, prueba nuevas formas de hacerlo, modifica, evoluciona, perfecciona.
Y sobre todo, si tienes claro que algo no funciona, deja de hacerlo.

En relación a lo que no estás haciendo:
Empieza a poner a prueba tus ideas.
Si se te ha ocurrido y no lo has descartado, pruébalo.
Si lo pruebas y no funciona, descártalo.

Se trata de probar acciones nuevas o diferentes, innovar y cambiar.
Y dejar de hacer lo que no funciona.

En resumen:
Analiza los indicadores de tu desempeño y tu rendimiento,
Asume tu responsabilidad y
Adapta tu plan de acción en función de los resultados.

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