En la distinción entre exigencia y excelencia es fundamental la actitud en relación al resultado y al proceso.
Desde la exigencia centramos nuestra atención exclusivamente en el resultado, que además debe ser perfecto.
Desde la excelencia ponemos nuestra atención, primero, en el proceso, para lograr el mejor resultado posible; se trata además de un proceso de mejora continua, siempre abierto a mejorar el resultado obtenido.
El desarrollo personal y profesional no es un destino, sino un camino.
Podemos obsesionarnos con el destino (resultado) o disfrutar del camino (proceso), dando lo mejor y estando siempre abiertos a mejorar.
Lo importante no es llegar, sino ir.
R. L. Stevenson.
A continuación te presento algunas de las muchas consecuencias de estas diferentes aproximaciones a la vida y al trabajo:
La percepción del error
Desde la exigencia percibimos el error como un fracaso, un obstáculo, algo que no nos podemos permitir, no es ese resultado perfecto que ansiamos. Esta percepción puede generar frustración, una actitud defensiva derivada de la dificultad para asumir errores, resistencia a lo nuevo, a diferentes alternativas, a probar, por el riesgo de cometer errores.
Desde la excelencia percibimos el error como una oportunidad para aprender y mejorar. Esta percepción genera ilusión, facilita asumir los errores y convertirlos en valiosos aprendizajes; genera apertura a lo nuevo, a diferentes perspectivas, a probar, y así facilita la creatividad y la innovación.
Lo que falta o lo que hay
Desde la exigencia ponemos la atención en lo que falta y cuando logramos lo que ansiábamos, a menudo, nos lamentamos porque no es exactamente como lo esperábamos, e incluso cuando lo es, inmediatamente pasamos a lo siguiente. Esta actitud puede generar una permanente insatisfacción, agotamiento, etc.
Desde la excelencia ponemos atención en lo que hay, apreciamos el camino recorrido, establecemos hitos y los celebramos, reconocemos los pequeños logros y cuando al fin logramos nuestros objetivos disfrutamos el momento.
Liderazgo y colaboración
Desde la perspectiva de la exigencia el liderazgo se centra en el resultado, tiene una mayor necesidad de control y dificultad para delegar. Al centrarnos en el resultado podemos desatender el proceso, cómo lo logramos, llegando incluso a hacer valer la máxima según la cual “el fin justifica los medios”. Esta actitud puede erosionar relaciones con colaboradores, con clientes externos e internos, en definitiva, las relaciones en 360º.
Desde la perspectiva de la excelencia el liderazgo atiende a la mejora continua, al desarrollo de los colaboradores, cuida las relaciones y genera un buen clima. Trabaja desde la confianza, lo que facilita delegar y fomentar la autonomía y responsabilidad de las personas. Crea un equipo cohesionado y comprometido.
Feedback
La exigencia dificulta aceptar el feedback que puede ser interpretado como un ataque, sin embargo, desde la excelencia es percibido como un regalo, una oportunidad para aprender y continuar mejorando.
Corto – Largo Plazo
Desde la exigencia nos centramos más en el corto plazo, un elevado sentido de la urgencia y una necesidad de inmediatez nos lleva a adoptar estrategias más “resultadistas”, que pueden ser más efectivas en el corto plazo, pero a menudo son contraproducentes a largo plazo. Desde la excelencia cuidaremos siempre del largo plazo y la sostenibilidad de los resultados.
Ayuda
La exigencia dificulta pedir ayuda o simplemente aceptarla, mientras que la excelencia facilita mostrar vulnerabilidad, decir “no lo se”, pedir ayuda y aceptarla cuando nos la ofrecen.
Preocuparse – Ocuparse
Desde la exigencia nos preocuparemos por el resultado, desde la excelencia nos ocupamos en el proceso.
Esta es solo una muestra, no exhaustiva, de las manifestaciones de esta distinción, que podría manifestarse en muchos otros ámbitos.
Conviene insistir en que se trata de distintas actitudes y como tales las adoptamos; si así lo quieres solo debes adoptar la actitud de la excelencia, es una cuestión de atención e intención, ser consciente de cómo actúas y decidir cómo quieres actuar.
Te animo a adoptar el paradigma de la excelencia, ocúpate de lo que puedes hacer, hazlo lo mejor posible, con ayuda si hace falta, aprende, celebra, disfruta del camino y los resultados llegarán, y mejorarán.
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