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2 elementos de la satisfacción

Todo lo que hacemos, lo hacemos buscando cierta satisfacción, bienestar.

La satisfacción es una emocionalidad, un estado de ánimo, un bien-estar que se produce cuando hemos logrado un deseo o cubierto una necesidad. 

Satisfacer es cubrir una necesidad o logra/conceder un deseo; satisfacer es dar respuesta, cumplir, un objetivo o compromiso, resultar suficiente; y como consecuencia se produce ese estado de ánimo, ese bien-estar, la satisfacción.

¿Cuándo, cómo, por qué se produce la satisfacción?

En algunos casos es muy sencillo, la sed o el hambre son manifestaciones de necesidades que puedes satisfacer con agua y alimento. En estos casos, conviene no complicar lo sencillo.

En otros casos, nuestras necesidades, deseos, objetivos y compromisos, son más complejos, y lo son aun más si involucran a otras personas. Pero, incluso en estos casos podemos sintetizar el mecanismo de la satisfacción en una sencilla fórmula:

Satisfacción = Resultado / Expectativa

En esta fórmula aparecen dos elementos:

El resultado es el más obvio, seguramente ya dabas por hecho que la satisfacción depende del resultado en relación a una necesidad, un deseo, objetivo o compromiso.

Pero no solo depende del resultado, sino, también, de la expectativa.

A menudo, cuando buscamos la satisfacción, la propia o la de otra persona (cliente/a, colaborador/a, etc.) nos ocupamos solo del resultado. De esta forma solo estamos controlando un elemento de la satisfacción y podríamos tener poca satisfacción o incluso insatisfacción para un gran resultado si la expectativa era aun mayor.

Esta fórmula (una división) indica que para un mismo resultado (dividendo) cuanto mayor es la expectativa (divisor), menor es la satisfacción (cociente).

En la satisfacción de otras personas, de clientes, colaboradores o seres queridos, te conviene hacer todo lo posible para manejar la expectativa, la que generas y la que se auto-genera en la otra parte.

Tus comentarios o tu comportamiento pueden generar expectativas, es importante ser conscientes de esto para poder cuidarlo, manejarlo.

Independientemente de tus comentarios o comportamientos, la otra parte, como ser humano, proyectará el futuro y podría formarse unas expectativas elevadas; cuanto más elevadas, menor será la satisfacción para un hipotético resultado.

La forma más sencilla y eficaz de manejar las expectativas es explicitarlas y detallar todo lo posible qué cabe esperar en relación a una necesidad, un deseo, objetivo o compromiso.

En la propia satisfacción la operación es mucho más sencilla aunque a menudo no resulta fácil.

Se trata de manejar nuestras propias expectativas. Es sencillo porque la mayoría de las veces tus expectativas están ahí, ahí arriba, porque tú las has colocado ahí: solo tienes que bajarlas.

A menudo no resulta fácil porque no somos conscientes de este fenómeno, no somos conscientes de tener esas elevadas expectativas en relación a una necesidad, un deseo, objetivo o compromiso.

Una vez que eres consciente de tus elevadas expectativas, puede que experimentes cierta resistencia a rebajarlas, pero, ahora que también eres consciente de la insatisfacción que pueden producir, tienes motivo suficiente para hacerlo sin excesiva dificultad.

Conclusión:

Buena parte de tu insatisfacción deriva de tus elevadas expectativas, éstas lo son porque tú lo has decidido, muchas veces de forma inconsciente. Presta atención a tus expectativas, modera tus expectativas de forma consciente y con los mismos resultados, mejorarás tu satisfacción.

En tu relación con los demás, cuida de las expectativas que generas y de las que se generan. Nuevamente, para un mismo resultado, mejorarás su satisfacción.

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