¿Quieres dar un giro a tu vida? ¿Te gustaría dar un impulso a tu carrera? ¿Estás pensando en emprender? ¿Simplemente quieres un cambio? Estas son algunas de las circunstancias en las que necesitas una visión poderosa e inspiradora. Uno de mis ejercicios favoritos para crear una visión es «El método Merlín: Retroplan».
Quizá la vida te haya regalado algunos, pero casi todos tus logros, tus éxitos, tus grandes momentos fueron un día una visión, la proyección de un futuro mejor que has logrado materializar, convertir en una realidad.
Normalmente proyectas tu futuro desde el presente.
Así, la proyección de tu futuro esta condicionada por tu presente, por la “mochila” que llevas en este momento: tus pensamientos, juicios y creencias, tu emocionalidad, emociones y estados de ánimo, tus circunstancias actuales… Tu presente condiciona tu capacidad de proyectar tu futuro.
Quizá estés pensando: obvio, ¿es que existe otro modo de hacerlo?
Sí, existe otro modo de hacerlo:
El Método Merlín (el retroplan).
Merlín, ese gran mago asesor del Rey Arturo, dijo:
“Vengo de donde voy”
Y no hace falta ser un mago para hacer esto.
Tu mente tiene la capacidad de disociarse de varias formas:
Normalmente ves pasar la vida en primera persona, desde tus propios ojos, pero puedes disociarte de la perspectiva de primera persona, adoptar la de segunda persona y ver la escena desde los ojos de otra persona. Incluso puedes adoptar la perspectiva de tercera persona y ver las escena desde los ojos de alguien que puede verte a ti y a esa otra persona.
Este es un ejemplo de la capacidad de tu mente para disociarse.
De forma similar, tu mente tiene la capacidad de disociarse del presente y observar tu vida, la línea del tiempo, desde el futuro.
El Método Merlín, o retroplan, consiste en disociarse del presente, situarse en el futuro y planear desde allí (desde entonces).
En realidad no es nada raro, seguro que ya lo has hecho, al menos con planes más sencillos.
Un ejemplo de retroplan sencillo:
Imagina un día en el que tienes que hacer varias cosas en distintos lugares. Es posible que en una situación de este tipo hayas hecho un retroplan, hayas comenzado por el final: esta tarde a las 19.30h tengo que estar en C, teniendo en cuenta que vendré de B y hay 30’ de trayecto, tengo que haber salido de B antes de las 19.00h; como en B necesito 45’ tengo que haber llegado a B antes de las 18.15h; para eso tengo que haber salido de A a las 17.45h…
La cuestión es que te sitúas al final y te preguntas que ha tenido que pasar antes para haber logrado lo que te proponías.
¿Cómo crear una visión con el Método Merlín: Retroplan?
Basándonos en tu capacidad de disociarte del presente, a continuación te presento un ejercicio para facilitar la creación de una visión poderosa e inspiradora, libre de los condicionamientos de tu presente.
Seguramente has escuchado alguna vez una expresión similar a: “si pudiera volver a aquel momento (2, 5 o 10 años atrás) con lo que sé ahora”.
¿Te imaginas que pudieses escribir hoy una carta que llegase a tus manos (o tu bandeja de entrada) hace 5 años? ¿Qué escribirías? ¿Qué te dirías?
En eso consiste el ejercicio, pero en lugar de escribir la carta en el presente para enviarla al pasado, la vas a escribir en el futuro para enviarla al presente.
Algunas recomendaciones previas, antes de empezar el ejercicio:
Prepara lo necesario para escribir: papel y boli, una aplicación de notas, lo que prefieras. Busca un lugar adecuado: cómodo, tranquilo, sin distracciones. Puede que las palabras fluyan y hayas completado una visión poderosa e inspiradora en poco rato, o puede que quieras trabajarlo a ratos durante días o semanas.
Personalmente, cuando hago este ejercicio, me gusta trabajar en el documento durante largo tiempo, leerlo y releerlo, actualizarlo, completarlo, modificarlo…
Lo primero, y lo más importante: Elige un momento en el futuro, dentro de 2 o 5 años por ejemplo. También puede ser útil elegir un lugar. Sitúate allí, entonces, y desde ese momento escribe en presente (o en pasado). Así es como te aseguras de que tu mente se mantiene en ese momento.
Cuando reviso escritos de mis clientes, así es como detecto si su mente se ha disociado del presente o no. Si escribes: “para llegar allí tendré que hacer…” está claro que estás escribiendo desde aquí y ahora. Si escribes “cada día hago…” o “para llegar aquí he hecho… cada día” está claro que estás escribiendo desde allí, desde entonces.
Para facilitar la reflexión te sugiero 4 bloques en los que te puedes hacer muchas preguntas (te hago algunas como ejemplo):
Escenario de éxito
¿Cómo es este momento en el que has logrado tu propósito?
¿Dónde estás?
¿Qué haces?
¿Con quién te relacionas?
¿Cómo te ven los demás?
¿Qué nuevos retos tienes?
Aprendizaje
¿Cuáles son tus nuevas capacidades?
¿Qué sabes ahora que antes no sabías?
Lastres
¿Qué has tenido que soltar para llegar a este momento?
¿Cómo te has librado de lo que te restaba energía?
Impulsores
¿Qué te ha dado energía para llegar a este momento?
¿Cómo mantienes lo que te da energía?
Estas son solo algunas de las preguntas que pueden facilitar la reflexión es estos 4 bloques. Quizá quieras incluir algún otro bloque y te animo a hacerte muchas otras preguntas.
Cuanto más detallada sea tu visión más poderosa será.
Te sorprenderá cuánto te puedes enseñar, cuánto tiene que contarte tu yo del futuro.
Por último, ¿sabes cuál es la diferencia entre un sueño y una visión?
Un plan de acción.